Los cinco sentidos del perro le permiten evolucionar en su entorno, percibir las cosas, interactuar con sus congéneres y con otros seres que pueda encontrar.
El olfato es su principal baza, pero su oído y su vista también están bien desarrollados. Veamos las particularidades de cada uno de los sentidos de nuestros compañeros caninos.
El sentido del olfato: la mejor baza del perro
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Los perros son conocidos por su poderoso sentido del olfato. Este sentido está más desarrollado que en los humanos, con una media de 200 millones de células (frente a los 5 millones de nosotros). También es el número y la extensión de los receptores olfativos lo que da al perro una clara ventaja en este sentido, con un total de 130 cm2 (frente a los 3 cm2 de los humanos).
El sentido del olfato del perro es tan fino que puede captar olores hasta 1 millón de veces más diluidos que los detectables por el ser humano.
Con su sentido del olfato extraordinariamente desarrollado, los perros pueden reconocer su comida, distinguir a sus dueños e interactuar con otros perros. Las señales olfativas que envían y reciben los perros son indicadores de actitudes y sentimientos (miedo, agresión, alegría, etc.) que sólo ellos pueden entender.
El poderoso sentido del olfato del perro ha sido explotado durante mucho tiempo por los humanos. Se utiliza para encontrar personas desaparecidas, enterradas u ocultas. La policía, las aduanas y las unidades militares las utilizan para buscar drogas, billetes y explosivos, que sus propietarios intentan ocultar de diversas maneras.
El oído: un sentido muy fino en los perros
De nuevo, los perros tienen un sentido mucho más fino que los humanos. Se calcula que el oído de nuestros compañeros caninos es 6 veces mejor.
Gracias a su potente oído, los perros pueden percibir sonidos a distancias enormes, cuatro veces más que los humanos. Además, la gran movilidad de sus orejas les permite orientarlas para aumentar la velocidad con la que son capaces de localizar la fuente de un sonido.
Y no olvidemos que los perros tienen un oído tan sensible que pueden captar los ultrasonidos, esos sonidos de altísima frecuencia que nosotros no podemos percibir.
La vista: buena de noche
Durante mucho tiempo se asumió erróneamente que la vista era el talón de Aquiles de nuestros amigos de cuatro patas. Este sentido no está ciertamente tan avanzado como en el ser humano, pero en cuanto el animal adquiere todas sus capacidades visuales, en torno a los 3 meses, puede percibir una gama de colores bastante variada (menos que en el ser humano, pero no hasta el punto de distinguir sólo el blanco y el negro, como a menudo tendemos a creer). Incluso puede detectar los movimientos de su amo a una distancia de un kilómetro y no tiene dificultades para ver de noche.
Sobre todo porque el campo de visión canino es superior al humano: 270° para nuestros perros, mientras que para nosotros sólo es de 180°. Con algunas variaciones según la raza del perro y la forma de su cráneo.
Gusto: menos desarrollado que en los humanos
Aunque los perros sólo tienen 1.700 papilas gustativas (frente a las 9.000 de los humanos), esta “desventaja” no tiene prácticamente ningún efecto en su vida diaria, ya que no las necesitan demasiado.
Es principalmente gracias a su sentido del olfato que reconocen y aprecian su comida. De hecho, no suelen molestarse en probarlo, lo mastican y lo tragan rápidamente.
El tacto: diferentes mecanismos
Los perros tienen patas en lugar de manos, pero esto no les impide tener un verdadero sentido del tacto. Sólo que su sentido del tacto funciona de forma diferente; mientras que nosotros utilizamos la piel como medio, su pelo, el de la mandíbula, las vibrisas, las cejas y las almohadillas de las patas hacen el trabajo.