Insuficiencia pancreática exocrina (IPE) en perros

La insuficiencia pancreática exocrina (IPE) es una enfermedad digestiva causada por la incapacidad del páncreas de secretar las enzimas necesarias para la digestión.

El buen funcionamiento del páncreas garantiza la producción de enzimas que ayudan a digerir los nutrientes. En la insuficiencia pancreática exocrina (IPE), la producción de enzimas digestivas se ve afectada o incluso se interrumpe, lo que provoca, entre otras cosas, pérdida de peso y trastornos alimentarios.

Causas

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La insuficiencia pancreática exocrina (IPE) se debe esencialmente a una disminución de la masa funcional del páncreas, que es causada por:

  • Factores ambientales;
  • Estrés físico o emocional;
  • Raza (algunas razas están predispuestas, sobre todo el pastor alemán, pero también el Collie, el Cavalier King Charles spaniel, el Schnauzer miniatura… );
  • Presencia de un tumor que reduce la masa funcional del páncreas;
  • Diabetes;
  • Desnutrición;
  • Hiperacidez;
  • Inflamación del páncreas (pancreatitis);
  • Causa parasitaria…

Los signos clínicos

La IPE afecta principalmente a los perros jóvenes, de menos de 5 años. Cuando se destruye el 90% de las células funcionales del páncreas, aparecen los primeros síntomas.

Los principales síntomas de la enfermedad son la pérdida de peso, a pesar del aumento del apetito, y la presencia de diarrea. Las heces son grandes y descoloridas porque están llenas de grasa (esteatorrea). La mala digestión da lugar a frecuentes borborigmos y flatulencias y, a veces, a que el animal consuma sus propias heces (coprofagia).

Diagnóstico de la enfermedad

El diagnóstico de la insuficiencia pancreática exocrina (IPE) suele ser confirmado por el veterinario tras un análisis de sangre para las vitaminas B9 y B12. Estos últimos marcan la proliferación bacteriana intestinal. También se lleva a cabo la medición de enzimas denominada TLI. El perro debe estar en ayunas durante al menos 12 horas antes de realizar el análisis de sangre.

El tratamiento

El tratamiento de la IAC se basa en varios pilares. En primer lugar, es importante tener en cuenta que la IPE no se puede curar, pero sí controlar, por lo que el objetivo del tratamiento es mejorar la digestión del perro y así garantizarle una vida más cómoda. El tratamiento se basa en la administración de extractos pancreáticos, generalmente de cerdo, en cada comida, durante toda la vida del perro. A menudo se recomienda la administración concomitante de antiácidos. Se puede considerar la adición de antibióticos para regular la flora intestinal al principio del tratamiento. Las inyecciones regulares de vitamina B12 pueden corregir la carencia de esta vitamina. La dieta del perro puede mantenerse igual o revisarse para que sea hiperdigestible.

En la mayoría de los casos el pronóstico es bueno, pero en algunos casos la falta de mejora en la digestión del perro puede indicar la presencia de otra enfermedad como la enfermedad inflamatoria crónica del intestino.

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