¿Cómo manejar una iguana?

La iguana conserva su instinto de supervivencia incluso en cautividad. No le gusta que lo agarren desde arriba o que se le acerque alguien que no conoce. Para manipular correctamente a su reptil, se necesita tiempo, paciencia, destreza y domesticación previa. Encuentra nuestros consejos, paso a paso, para lograr tus objetivos.

Domar a tu iguana no es algo que se pueda hacer con una varita mágica. De hecho, durante las primeras semanas de cautiverio, no lo molestes ni intentes agarrarlo. Su única reacción será esconderse, tener miedo de ti, al que considera un depredador.

Elige una iguana que ya esté predispuesta

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Cuando vayas a la aventura, a una tienda de animales o a un criador profesional, y tengas una selección de iguanas, puedes:

  • se acercan a su terrario. La iguana puede huir o quedarse a observar. En este último caso, el reptil será más receptivo a la domesticación. En cualquier caso, será más fácil para él.
  • Observa las curvas de tu futura iguana. Su abdomen debe estar ligeramente hinchado. Sus costillas no deben ser visibles, ya que esto sugiere desnutrición, que puede conducir a una mala salud.

Doma a tu iguana

Antes de cualquier intento de manipulación de tu iguana, debes domarla. Debe estar dispuesto a ver que te acercas a él sin huir. Como ya se ha dicho, no es cuestión de acercarse a él en las primeras semanas de cautiverio. Deja que se acostumbre a su nuevo entorno. Deja que descubra su terrario y se adapte a su nueva vida. Por tu parte, también observarás su comportamiento, su forma de vida.

A medida que avanza, puede sentarse junto al terrario. Si es posible, asegúrate de que tu cabeza está por debajo del nivel de tu iguana. Esto hará que sea más fácil para él mirarte y no verte como un depredador. En la naturaleza, las iguanas son presa de ciertas especies de aves. Estos últimos vienen y los agarran desde arriba.

Tu iguana ya no huirá cuando te vea. Sentirá que te conoce cada vez mejor a pesar del cristal que os separa. Además, verá que está seguro en su compañía. El enfoque puede convertirse en una fase de observación. Al final, no debería mostrar ninguna señal cuando te muevas delante de su terrario y lo veas tomar el sol, por ejemplo. Cualquier movimiento que indique miedo o estrés debería indicarle que aún no está preparado para recibirle en su territorio. Si no es así, puede pasar a la siguiente fase.

Acércate a su terrario

Antes de abrir el terrario de tu iguana, asegúrate de bloquear todas las salidas de la habitación en la que vive. Tu iguana puede aprovechar para escapar. No debería ser capaz de llegar muy lejos.

Una vez asegurada la habitación, abre lentamente el terrario. No hagas nada más al principio. Observa la reacción de tu reptil. Si parece receptivo y no huye, intenta introducir la mano, pero con suavidad. Siempre debes acercarte a tu iguana por delante, nunca por detrás y, desde luego, no por arriba. No debería ser capaz de tocarlo la primera vez. Pueden pasar días, semanas, antes de que se produzca el primer contacto.

Entonces puedes acariciar su cabeza. Puede morderte. Una iguana joven no hace daño cuando muerde. Debes dejar que lo haga y no retirar la mano. Por el contrario, se recomienda incluso morder. Verá que morderte es inútil y no volverá a hacerlo. En este sentido, es menos peligroso, incluso no lo es, ser atraído por una iguana joven que por una adulta cuyos dientes podrían causar más daño.

Cómo atrapar a su iguana

Una vez que haya acariciado con éxito la cabeza de su reptil, puede comenzar a manipularla. Sin embargo, debe seguir un protocolo bastante preciso. Esto evitará que arañe a su iguana (siempre hay arañazos) y también evitará que se asuste.

  • Acaricie ambas mejillas con los dedos índice y pulgar de cada lado.
  • Desliza suavemente tu mano bajo su pecho para levantarlo.
  • Con la otra mano, trata de agarrar sus dos patas traseras para intentar que se ponga de pie, de manera que se agarre a tu mano y no a la rama. Es de esperar que se produzcan arañazos.
  • Sácalo del terrario. Manejarlo en el interior podría ser una dificultad añadida al estar en su territorio.

Mantener a tu iguana lo más erguida posible reducirá su tentación de escapar. Será más tranquilo. Sin embargo, al principio puede escapársele de las manos. Si esto ocurre, debes recogerlo y hacerle saber que estás al mando. No dude en acariciar su cola cuando lo manipule.

No utilizar guantes

Es aconsejable acercarse y manipular su iguana sin guantes. No tendrá la misma sensibilidad con los guantes en las yemas de los dedos, y puede ser más probable que dañe a su reptil. Además, una vez que empiece a manipular con guantes, no podrá quitárselos. Tu iguana se acostumbrará a ello.

Algunas posibles reacciones de su iguana

Durante la manipulación, su reptil puede:

  • Sea agresivo poniéndose de pie, inflando su garganta o papada, abriendo la boca.
  • Tengan miedo. En este caso, respirará rápidamente, se le pegará la papada a la garganta, cerrará los ojos y seguramente te arañará.
  • Esté completamente tranquilo.

En resumen

El manejo de su iguana requiere tiempo. Tardarás un año en cogerle el tranquillo. Antes de manipularla, debes acostumbrar a tu iguana a tu presencia, sin intentar ponerte por encima de su nivel de ojos. Debes acercarte a tu iguana con suavidad, tanto dentro como fuera del terrario. Hay que tocarla, acariciarla antes de que se incline por tomarla en sus manos. Los arañazos y las mordeduras forman parte de estos pasos. No les tengas miedo.

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